Una inusual fatamorgana hace emerger una ciudad en medio del mar de Lira

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

CARNOTA

cedida

Sven Shwebsch y Alicia Vázquez vieron la ilusión óptica durante una hora: «Foi incrible, como unha alucinación»

13 may 2024 . Actualizado a las 17:10 h.

Fatamorgana es el nombre que recibe una ilusión óptica que provoca que los objetos que se encuentran en el horizonte adquieran formas alargadas y lleguen incluso a elevarse como si volaran. El espejismo se produce debido a una alteración de la temperatura sobre el mar, que invierte la percepción habitual del paisaje. Aunque no es habitual en Barbanza, una pareja de carnotanos tuvieron la fortuna de captarlo en la costa de Lira durante una hora, período durante el que, según aseguran, no salieron de su asombro: «Foi incrible, como unha alucinación».

Alicia Vázquez y Sven Shwebsch estaban el jueves, como tantas otras veces, comiendo en una zona rocosa del litoral de Lira. Ella fue la primera que se percató de que en el horizonte estaba pasando algo raro: «Mirei cara a zona na que están os illotes de Lobeira Grande e Lobeira Pequena e vin algo que emerxía da auga. Non sabía se era un submarino, uns acantilados, unha antiga cidade...». Sí, ella tampoco acababa de creerse que aquella estampa era real, así que alertó a su pareja que, prismáticos en mano, la sacó de dudas: «Foi Sven o que me dixo que era unha fatamorgana. Eu nin sabía de que me estaba falando, pero fun a internet e comprendín que tiña razón».

Durante la hora siguiente, los ojos de ambos se mantuvieron fijos en el horizonte. «A verdade é que foi un auténtico luxo, algo máxico. Na miña imaxinación vin como unha Petra emerxendo do mar. É certo que desde onde nos estabamos tiñamos unha visión moi afastada, pero Sven calcula que puido alcanzar os 30 e mesmo os 50 metros de altura, porque aumentaba e diminuía por momentos», explica Alicia Vázquez.

Ella quiso compartir la experiencia y llamó a los participantes en el programa Pueblos remotos, mediante el que un grupo de personas capitaneadas por Javier Boquete se forman para montar negocios en línea, con los que habían compartido alguna actividad: «Nós tiñamos a visión desde Lira, pero eles estaban xusto enfronte, en Panchés, e quixemos saber se tamén desde alí era perceptible». Pero desde este punto, apenas pudieron disfrutar del fenómeno.

Alicia y Sven no quitaron la mirada del horizonte hasta que el espejismo desapareció. Ellos, que también fueron testigos del mar de ardora que en los últimos veranos tiñe de un azul brillante determinados puntos de la costa de Carnota, aseguran que la fatamorgana fue aún más impresionante: «Sen dúbida, porque era como algo máxico, un fenómeno ao que é complicado atoparlle explicación científica. Ademais, nós nunca viramos nada semellante, foi algo único».

Artistas y activistas

Y eso que si hay alguien que se pase horas y horas pateando la costa y mirando hacia el mar esos son Alicia y Sven, dos carnotanos de adopción a los que este municipio tiene enamorados. Él, de origen alemán, llegó con el Prestige, dispuesto a colaborar en la retirada del fuel que invadió la costa y ya nunca fue quien de irse. Ella desembarcó hace siete años procedente de A Coruña, requerida por la cofradía de O Pindo para participar en unas jornadas por su faceta de artista. Cuando se conocieron fueron conscientes de que compartían inquietudes y desde entonces, mantienen unidas sus fuerzas en la lucha por la preservación del medio ambiente.

Juntos, recorren la costa en busca de todo tipo de residuos, sobre todo de origen plástico, que luego transforman en obras de arte. En el 2017 incluso fueron requeridos por Inditex, a través de la asociación Mar de Fábula, para decorar su primer comedor: «Fixemos dúas árbores de sete metros de altura e varios bonecos». Desde entonces, compaginan la creación de piezas artísticas con las charlas y talleres que imparten allí donde son requeridos.

Su trabajo es casi mágico, porque transforman la basura que encuentran en belleza. Al mismo tiempo, se suman a todas cuantas limpiezas y actividades medioambientales se organizan. De él dicen que es el eterno voluntario. Quizás por ello, el mar, por el que tanto luchan, los quiso recompensar el pasado jueves con su magia.

Alicia y Sven se saben afortunados, pero también son conscientes de las escasas posibilidades que hay de que la impresionante visión que tuvieron se repita. Ella asegura que tampoco la buscarán, sino que seguirán haciendo lo mismo que en estos últimos años: «O noso día a día xa é percorrer a costa e observar». Así lo decidieron cuando apostaron por parar el reloj de sus frenéticas vidas y dejarse llevar por las olas que marcan el tiempo en el litoral de Carnota.