España es la gran economía del euro que más crecerá este año, según el FMI

e. martínez MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

FMI

Pide a los bancos centrales que no bajen los tipos «demasiado pronto»

16 abr 2024 . Actualizado a las 20:37 h.

La política monetaria emprendida por los bancos centrales ha hecho mella en las economías del Viejo Continente. No tanta como muchos aventuraban, ya que Europa ha sabido capear el temporal estos dos últimos años. Pero ahora sí está entrando en terreno crítico. La ola de conflictos internacionales ya tiene consecuencias en la eurozona y, de hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha vuelto a recortar su previsión de crecimiento para este año. Lo hace para todas las grandes potencias de la moneda única, menos para España, donde prevé que el producto interior bruto (PIB) avance casi medio punto más de lo que ellos mismos estimaban hace solo tres meses, hasta un 1,9 % en el 2024.

En cambio, para la eurozona el FMI rebaja una décima más (y ya van cuatro en seis meses) el crecimiento estimado para este año, hasta estimar un repunte del PIB de solo el 0,8 %. El débil crecimiento de Alemania (0,2 %, tres décimas menos que en su último informe y siete décimas menos que hace seis meses) y Francia (0,7 %, también más de medio punto por debajo al informe del mes de octubre) será el principal lastre.

Pero en España la foto es otra. La mejora de las finanzas públicas, la resistencia de la economía y el vigor del mercado laboral dejaron bastante satisfechos a los hombres de negro del FMI, que visitaron hace unas semanas el país. Aun así, el informe dejó algunas sombras que el organismo recomienda subsanar con su receta habitual: controlar el gasto, subir los impuestos y un plan concreto para rebajar el déficit y la deuda.

Así, apenas tres meses después de rebajar al 1,5 % su previsión de crecimiento para este año, el FMI eleva —y de forma contundente— su estimación, al 1,9 %, solo una décima por debajo de la previsión del Gobierno. La tasa de paro también irá descendiendo. Las previsiones apuntan a que se sitúe en el 11,3 % en el 2025, casi un punto menos que al cierre del 2023. Así que la principal preocupación se centra en la política fiscal, sobre todo por la elevada deuda pública que ase situó en el 107,7 % del PIB al cierre del pasado ejercicio.

Y para el año que viene, las cifras pintan todavía mejor. Según los vaticinios del organismo, la economía española avanzará en el 2025 un 2,1 %, gracias a la buena marcha del consumo, la renta disponible y la mejora de la cartera de servicios y turismo.

Política monetaria

El FMI ya da por hecho un «aterrizaje suave» de la economía mundial, por lo que considera que la principal prioridad a corto plazo de los bancos centrales es «garantizar el descenso paulatino de la inflación». Sin embargo, advierte que no habría que «flexibilizar de forma prematura» la política monetaria para evitar que la inflación caiga por debajo de su meta —en Europa, el BCE tiene un objetivo de precios del 2 %—.

Y es que la escalada de las tensiones geopolíticas —por la guerra en Ucrania y en Gaza, además del nuevo enfrentamiento entre Israel e Irán— deriva en una «nueva subida de precios». Por ello, el organismo tiene un ojo puesto en estos conflictos al considerar que, junto con la persistencia de la inflación subyacente en países con escasez de mano de obra, «eleva las expectativas de tasas de interés y reduce los precios de los activos».

Sobre ello fue también contundente esta semana el Banco de España, al alertar de que las tensiones geopolíticas pueden provocar «descensos abruptos de los precios de los activos financieros con riesgo», además de perturbar negativamente el comercio de energía y de otras materias primas. En su Informe de estabilidad financiera, el supervisor señaló que el mercado no está valorando suficientemente el riesgo y por eso no se refleja en los precios de los activos y las primas de riesgo se mantienen bajas. Por tanto, si el crecimiento económico o la inflación no fueran los esperados o aumentara el riesgo geopolítico, subirían las primas de riesgo, los precios y valoración de los activos bajarían y las condiciones de financiación serían más duras.

En este sentido, el FMI considera que si los bancos adoptan una orientación menos restrictiva en el corto plazo, habría que «poner el foco en la consolidación fiscal a medio plazo» con el objetivo de recuperar «margen de maniobra presupuestario», llevar a cabo inversiones prioritarias y garantizar la sostenibilidad de la deuda.