El Ourense CF ya es equipo de Primera Federación

Miguel Villar

Lo logró. Incluso con cierta holgura, en la penúltima jornada. El Ourense CF se impuso a trasatlánticos como el Pontevedra y el Zamora, para proclamarse campeón del grupo 1 de la Segunda Federación y ascender por la vía directa a la máxima categoría del ente federativo. A las puertas del fútbol profesional. Los hombres dirigidos por Rubén Domínguez sellaron ante el Oviedo Vetusta (2-0) una gesta que eleva su techo deportivo.

La pugna de Oira comenzó con el ambiente de las grandes ocasiones y un once local dispuesto en 3-4-3. Desde el banquillo azulón retrasaban a Jerin a la línea de zagueros y a Álex Gil para jugar por dentro en la medular, aunque no tardaron en reajustar esas posiciones, adelantando a su capitán y devolviendo a la banda al valenciano.

Y es que la primera jugada finalizada en ataque terminó en el fondo de la red. Incursión de Fernando Andrada por el carril diestro y caramelo del andaluz al corazón del área, donde Gonzalo Di Renzo cabeceó como mandan los cánones para cruzar lejos de los guantes de Víctor Egboh.

Con la Primera Federación al final del pasillo, el cuadro local sometía a los carbayones. Un latigazo del citado Jerin desde el balcón del área fue repelido por Egboh con apuros y propició nuevos remates de Gabri Palmás y Alberto Gil, que no cuajaron.

Poco después Di Renzo envió otro balón al lateral de la red, antes de que llegara el primer aviso de los asturianos. Santi Miguélez probó fortuna al borde del rectángulo y el cuerpo de un defensor cambió la trayectoria, obligando a Raúl Marqueta a una ágil estirada.

De ahí al descanso, Jerin, Di Renzo y Alberto Gil tuvieron buenas opciones. El primero al cabecear un córner en el que Egboh lo golpeó en su salida, al no encontrar balón, pero el árbitro berciano consideró que ya había rematado.

El comodín de Abegondo presentaba un 1-1 en el Fabril Pontevedra, pero los de casa dependían de sí mismo y el choque parecía encauzado. Los albores del segundo tiempo escenificaron un juego más plano y embarullado, hasta que los anfitriones engranaron una marcha más en su presión y recuperaron balones más arriba. Álex Gil firmó el primer aviso con un disparo que se le fue alto y Jerin anotó el gol de la tranquilidad, tras una ejemplar combinación con Alberto Gil.

Como quiera que al filial ovetense se le apagaba la luz cuando se plantaba en la línea de tres cuartos, la media hora restante transcurrió en medio de una espera relajada para la apoteosis que se veía venir. Un libre directo que le sacó Egboh al inquieto Jerin pudo ampliar la renta e incluso hubo tiempo para que el veterano Manu pudiera echar la vista atrás doce años y recordar aquel penalti que ascendió al Lugo. El portero rival se lo desvió y el palo terminó de escupirlo. Fue lo de menos. El cronómetro voló hacia el final y se desencadenó la fiesta de un brillante —y merecido— ascenso. La copa de campeones asomó por la banda y el fútbol ourensano subió otro escalón más.

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