El negreirés Víctor Porto y su gesta de buceador espeleólogo en la «cueva deseada»

Emilio Forján NEGREIRA / LA VOZ

SANTIAGO

Cedida

Con el también gallego Fernando Debesa y compañeros de Geoceanic, fue el primero que se adentró en A Buraca das Choias

03 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A Buraca das Choias, en la Serra do Courel, en el entorno del singular pueblo de Visuña (Folgoso do Courel), fue a lo largo del tiempo la «cueva deseada», por los numerosos intentos de grupos espeleológicos y de buceadores para adentrarse en sus entrañas. Pero los antiguos equipos de buceo no permitían superar un segundo túnel sumergido, el sifón 2, el más complicado por sus apenas 50 centímetros de diámetro y por ser el de mayor longitud, hasta que el grupo de exploración subacuática Geoceanic, de Madrid, introdujo un cambio en las técnicas. Como relata la coautora de la crónica de esta gesta espeleológica, la geógrafa y profesora Sonia María García, el problema era «ese estrechamiento» hasta que los buceadores de Geoceanic emplearon la nueva técnica llamada Sidemount. «Llevan una botella de oxígeno a cada lado, en los laterales, de forma que consiguen más maniobrabilidad, importante en lugares reducidos, y una mayor seguridad». Hoy se presenta en Negreira, a las 20.30 horas, en el auditorio de la Casa da Cultura, el libro que narra esta gesta, después de presentarse en Lugo. Y aunque en la comarca barcalesa no hay cuevas, tiene una razón de ser: uno de esos buceadores, Víctor Porto, es negreirés. Bombero de profesión nacido en la parroquia de Logrosa, siendo muy joven su familia se trasladó a vivir a Madrid, aunque su madre, Lidia, reside en Negreira. Junto a otro gallego, Fernando Debesa, y demás compañeros de Geoceanic, un club de actividades subacuáticas, Víctor Porto tuvo desde el 2017 el empeño y la perseverancia de explorar A Buraca das Choias, una cueva con una longitud de 1.892 metros, aunque creen que continúa. Más allá de la escasa presencia de suelos y sustratos calcáreos de Galicia, el de A Buraca das Choias se considera un caso particular. «En otras cuevas como la del Rei Cintolo, las galerías son pequeñas y se agrupan unas junto a las otras, en una superficie reducida, y la caliza está muy plegada. Aquí las calizas son muy rectas, facilitando que se formasen galerías mucho más largas y amplias», señala Víctor Porto, especialista en el buceo de espeleología que permite explorar ríos subterráneos en los afloramientos kársticos. Siendo de Negreira, afirma estar «muy orgulloso» de esta gesta en Galicia: «El interés que despertó en mí fue la necesidad de averiguar de dónde venía todo ese volumen de agua y qué había detrás. Es el llamado afán exploratorio, llegar a donde nadie lo ha conseguido antes porque, aunque parezca mentira, hay más gente que pisó la Luna que algunas galerías de esta cueva», explica Porto, que añade que hoy, aparte de imágenes, mostrarán una maqueta en 3D de cómo es esta cueva sumergida que tiene muchos sifones y en la que hay que bucear para explorar.